martes, julio 24, 2007

Como han pasado los años...


Siempre he dicho que los mejores recuerdos son los que se comparten, ayer una amiga muy especial como Fabiola me hizo acordarme de cuando estudiábamos juntas, siempre he dicho que mis 3 años de Secundaria en el Colegio Mérida, fueron y serán los mejores años de mi vida, cabe recalcar que cada vez que recuerdo estas etapas de mi vida, las veo como lo que son etapas en las cuales uno a cierto punto del camino te entra la nostalgia de algún modo, me costaba trabajo ver como pasa el tiempo, unas ya se han casado como ella, Ana Ma o Nicole, otras estamos comprometidas y a punto de casarnos, creo que si no ando mal Clareth esta en esas mismas vías, el poder decir que tengo amigas especiales en Mérida me gusta presumirlo, me gusta mostrar quienes son las que realmente digo que es una maravilla poder usar el internet para estar en contacto con ellas, un ejemplo muy claro es volver a hablar con Valerie, que como me daba lata cuando le gustaba Dennis, como poder olvidar eso o cuando nos ibamos a las rutas de Dzilbilchaltun cuando nos tocaba clases de Historia de Yucatán con Elda y nos tomábamos tantas fotos o que decir cuando me entere Nicole se casaría y me hizo llegar la invitación ese detalle que también tuvo Fabs son cosas que realmente valoro mucho que se me tome en cuenta aun estando yo lejos, siempre se acuerdan o me mencionan cada que se reunen, vaya me imagino que Aurora sigue igual de calladita que antes o realmente se nos desato en estos años? eso yo no lo sé solo ellas que la ven no tan seguido, pero se reúnen y cuentan cosas de "adultos" que antes no nos imaginábamos un día platicar o que decir de los bellos gemelos que Nicole ha de tener... es sorprendente ver como ha pasado el tiempo, como nos vamos dando cuenta que vamos creciendo, que vamos teniendo nuestra vida que es tan corta y solo por momentos así es cuando sonrío y me acuerdo que personas como ellas, JAMAS se olvidan de mi y tenemos recuerdos que nos unen tanto... y nos llevan a recordar hechos que pasamos en nuestras vidas, son aquellas amigas que quiero por lo que son, porque me demuestran que lo que se nos enseño en el colegio el valor de conservar poco o mucho de nosotras en algún huequito de nuestro corazón ha servido para ser...

GRANDES Y MUY BUENAS AMIGAS DESDE HACE YA UNOS "AÑITOS" JEJEJE


LAS QUIER
O UN BUEN!!!!!
ESPERO IR A MERIDA A VERLAS!!!!
L.S.J.M
Este escrito va dedicado a mis amigas que son lo mejor que Dios me pudo haber puesto en mi camino, aquellas que NUNCA me han abandonado, aquellas que comparten sus historias junto con las mías y hacen que valore esos instantes que compartí con ustedes a lado... en el colegio...

Gracias Fabs por compartirlo... esto era nuestro colegio en nuestra época...

Así defino Yo la felicidad

De la primaria del Colegio Mérida, todas pudimos haber salido sabiendo nada o casi nada sobre la Revolución francesa, el Socialismo, o la caída del muro de Berlín, los grandes momentos de la historia nos eran indiferentes, pero todas y cada una de nosotras al terminar los seis años de educación primaria tuvimos como título de graduación cuatro paños blancos con bordados decorativos tejidos en punto de cruz, que muchas veces terminaron haciéndolos nuestras mamás, muchachas, e incluso uno que otro papá.

Las alumnas del Colegio Mérida tenemos el privilegio de construir y hablar un subcódigo del español yucateco, solo nosotras hemos jugado elástico en el patio de cuadros coordinando piernas y ojos, brincos para no caer en talach, miradas para prevenir que tus zapatos terminaran en el basurero cuando la Madre Lucy cuidaba los recreos. Nosotras y solo nosotras pudimos inventar y reinventar la manera de comer cacahuates con limón miguelito y picorey, podíamos comprarlos en la venta del laboratorio o en las tienditas misioneras, nos sentábamos en el búngalo a comer elotes con sabritas, gritábamos después de cada misa o celebración que ¡no marquen tarea! y cantábamos juntas que nuestro colegio es un mundo diferente...

El Mérida encierra una verdad sospechosa, un mundo casi perfecto, donde el patolucas vive más que los humanos y donde todos los días justo a las doce rezábamos al compás de Lupe "... el ángel del señor anunció a María...". La educación que las Madres del Jesús María nos impartieron siempre fue a base de la metáfora de la vida, todo en el colegio tenía una razón de ser y si no la tenía se la otorgaban. El Mérida era nuestra segunda casa, las Madres cuidaban de nosotros con tanta dulzura y amabilidad que nadie sentía que había salido de su casa en la mañana para ir al colegio, el día pasaba rápido entre risas juegos y clases de música, donde speddy gonzález era la sensación y donde bailábamos al ritmo de "...ale ale ale luuya ale ale ale luuya..." las horas envés de ser pesadas pasaban embarradas de una alegría indescifrable.

Todas jugábamos chacara en el patio de cuadros, éramos expertas en aritos y cambiábamos dos figuritas normales por una de terciopelo, gracias a la educación integral de las Madres, teníamos la comunión diaria impartida por la maestra Tatiana en la capilla a la hora del recreo. Anualmente se hacían concursos de periódico, al igual que los Juegos Marianos y cada seis meses un viernes campestre, pero la sorpresa más esperada del año era ver llegar a Claudina Thevenet cada 3 de febrero, siempre un espectáculo diferente, a veces con entrada triunfal sobre un caballo, otras en la calabaza de cenicienta (por sentirme abuela quiero suponer que en estas fechas llega en un BMW).

Para formar señoritas, con valores bien arraigados, el Colegio Mérida seguía el protocolo - aunque sea a duras penas - de las normas básicas de urbanidad, nadie podía andar con la blusa por fuera, ni con los tirantes sueltos, mucho menos llevar interiores de un color que pudieran transparentarse a través de la blusa, Doña Lourdes como buena guardiana de la paz y el orden, nos los recordaba mañana tras mañana durante sus recorridos por los pasillos: "Mamita metete la blusa... lávate la cara mamita... huele a cuarto mamitas, abran las ventanas... no me hables de tú mamita... tápate la boca cuando bosteces mamita..." Doña Lourdes nos enseñó que sobre la piel no se escribe ni se pinta, que no se bosteza en público, que las uñas deben pintarse de un color discreto, que uno siempre tiene que dar los buenos días y lavarse los dientes por las mañanas.

Al salir de ese mundo perfecto uno aprende que el liquidpaper en realidad se llama corrector, que lo que nosotras conocíamos como cooperativa es la tiendita o en mejores casos la cafetería, que al recreo los estudiantes universitarios le llaman descanso, que nadie lleva estuche a la escuela y que el plástico en los libros no es indispensable, aprendemos también que en otras escuelas no existe tocar la campana, lástima, se pierden del orgullo que es tocarla durante una semana y sentirse la portadora de la antorcha en una olimpiadas.

En la cooperativa la madre Ana vendía mangos y ciruelas con chile a tres pesos, donas de la montejo, galletas conquistador y un amplio surtido de sabritas, conforme fuimos creciendo y llegamos a la secundaria, la fila para comprar en la cooperativa disminuyó debido a la entrada de la vanidad, (todas se dedicaban a tomar cocalait, por eso de la dieta) como un favor para nuestros padres, la Madres supieron ahuyentar muy bien a los "amiguitos" que andaban rondando por las puertas de la escuela, con su singular delicadeza la Madre Paty en plena calle 60 les pedía que se retiraran.

Las verbenas del Mérida se hicieron famosas por sus manzanas acarameladas, las banderillas y el arca de Noé, tiempo después llegó la tagada, en secundaria la casa embrujada se convirtió en disco, y en el patio de cuadros se hicieron las primeras tardeadas...

Todos vivimos en la constante búsqueda de la felicidad, muchos la encuentran en la religión, otros en lo material, algunos en el amor, Yo la busqué por todos lados, cansada de no encontrarla recurrí a los recuerdos, y ahí sentada junto a mis días pasados en el Colegio Mérida, estaba la felicidad, hecha un tesoro, brillante como las seis estrellas que iluminan nuestra clases, recordándome que nuestro colegio es un mundo diferente, ese mundo donde ir a la escuela se convirtió en un gusto y no una necesidad. Por que las Madres tenían razón, ¡Cuán bueno es Dios y que bueno es! ¿Quién no recuerda a la Madre Teresa apretando nuestras mejillas al son de: ¡pimpollitas!?

6 comentarios:

Unknown dijo...

Me has hecho recordar a mi también. Pero no hay que vivir de los recuerdos..., sino seguir adelante conservándolos.

marvision dijo...

Bueno, lisdas las fotos de tus amigas y amigos...y bonitos recuerdos, todos guardamos un cajón más o menos...
vive cielo...escribes con mucho sntimiento...
un besito amiga...marimar

Anónimo dijo...

HOLA:

SEÑORITA, NO SOY MUY AFECTA A LA ESCUELA, PERO EN LO QUE ESTOY DE ACUERDO CONTIGO ES QUE ALGO MUY ESPECIAL ES QUE DE AHI TENGO UNAS AMIGAS MUY ESPECIALES, EN LAS CUALES ESTAS TU.
EFECTIVAMENTE MI BODA ES EL 29 DE DICIEMBRE, Y CLARO QUE ME GUSTARIA QUE TE ENCONTRARAS AQUI PARA QUE NOS REUNAMOS TODAS SIN EXCEPCIONES.
Y ASI LA FOTO DEL UNIFORME SE PUEDE TOMAR COMPLETA.
CLARO QUE SALES EN LAS PLATICAS, DE DONDE TE ENCUENTRAS Y QUE LOCURAS ESTARAS HACIENDO DE NUEVO, ME ALEGRA MUCHO TENER TU MAIL Y AHORA PODER ESCRIBIRTE.
TE MANDO MUCHOS SALUDOS Y ME GUSTARIA QUE ME MANDARAS TUS DATOS COMPLETOS PARA QUE TE OBLIGUE A VENIR EN DICIEMBRE.

CUIDATE MUCHO Y GRACIAS A TI YA DERRAME UNAS LAGRIMAS.

CLARETH

FENIX dijo...

No cabe duda, recordar es vivir, me dà un gusto enorme que aùn conserves èsas amistades.

un cordial saludo tocaya.

SÓLO EL AMOR ES REAL dijo...

bendita sea la amistad....tan cercana de Dios y de la luz....benditos los amigos...

Besos,

Isaac

Anónimo dijo...

Me has hecho añorar los míos. Qué lindo post has hecho. Saludame a tus amigas. Y, sí, pasan los años de estudiantes a vivir y vivir con intensidad.

Un abrazo!!