lunes, julio 03, 2006

Honor a quien honor merece....


Como todos saben mi afición a James Douglas Morrison es muy grande, así que encontré un artículo muy interesante que me gusto y aquí les dejo la reseña, de un GRANDE entre los grandes de los masters de los 70's, como olvidar ese viaje, ese último día en Paris y que fui a Pere Lachaise, un momento demasiado especial... en mis 20 días fuera de México, muy merecido homenaje....hoy hace 35 años se nos fué... this is the end...beautiful friend...

Un poema de Jim Douglas Morrison

“Mientras existan hombres, recordaran palabras y combinaciones de palabras. Solamente poesía y canción permanecerán”
Jim Douglas Morrison

Un 3 de Julio de 1971, ya van 35 años, un paro cardiaco se llevo la vida de Jim Douglas Morrison, a sus 27 años se volvía una leyenda. La muerte lo condujo a ser un corresponsal de los fantasmas en Pére Lachaise, vecino de Gertrude Stein, Oscar Wilde y Balzac, en la ciudad de los muertos… un reino que siempre le perteneció.

Era actor, cantante, borracho por naturaleza, desnudista de vez en cuando, un descontento consumado, hiperactivo, pero mucho mas allá del fenómeno musical de quien llevaba tatuado en el alma el nombre del rey lagarto, encontramos al poeta transeúnte de los sueños, que perseguía darle una atmósfera teatral a su experiencia musical para traspasar las fronteras convencionales del rock y plasmar así una autentica lucidez dentro de los escenarios mas comprometidos con el lenguaje; para incorporar una poética acorde con la nueva sensibilidad que presentaba en el mundo.

Dicen que cuando Jim Morrison sugirió el nombre “The Doors” para su grupo, inspirado en las lecturas de William Blake y Aldous Huxley -de donde tomó los fragmentos sobre las puertas que abrirían un camino al universo– sus compañeros Densmore, Krieguer y Manzarek sabían que se enfrentaban a una especia de Dionisio, dios del sentimiento, las sensaciones internas, la danza, la música, que a pesar de habitar una Temporada en el infierno como su admirado Rimbaud, representaba una imagen sublime, angelical, llena de contrastes, en la que sus acentos confusos lo hacían fracasar constantemente en los múltiples intentos de alcanzar estados místicos por medio de las drogas y el alcohol.

Era el gran poeta maldito del rock, que buscaba desde la premisa de Nietzche sobre el nacimiento de la tragedia a partir del espíritu de la música, entregarle al rock una categoría ritual que se enfrentara a la historia para competir con todas las estructuras morales ya establecidas, en la cual no importara asesinar al padre y violar a la madre como proclamaba en un poema de 11 minutos de duración titulado “The End” que incluyo en el primer larga duración del grupo y que también se puede oír en un "Set Box de colección" en 18 minutos de sonidos acústicos delirantes y esa voz sublevada limítrofe entre lo sensual y lo malévolo, lo extraño y lo alucinante.

Siempre se considero mejor poeta que compositor, el novelista español Mariano Antolín Rato, llegó a afirmar que en realidad lo que "Morrison deseaba era ser un poeta francés". En 1969, Morrison escribió “oda a los angeles” en memoria del guitarrista de los Rolling Stones (Brian Jones), muerto días antes, probando ser una vez más el gran vidente de su generación tanto de la música como en la poesía. Escribió también que solo las palabras sobrevivirían a la catástrofe…

Ese poema prometido del Morrison

Chacal, escoltamos el rastro de los sobrevivientes de las caravanas.
Recogemos las sangrientas cosechas de los campos de batalla.
De ningún cuerpo cadáver se ausentan nuestros flacos vientres.
El hambre nos guía hasta la fragancia del viento.
Extranjero, viajero, observa atentamente nuestros ojos y traduce el horrible ladrido de los antiguos perros.